Aun cuando tenemos perfectamente claro que una mujer puede ser una agresora y creamos que es importante que estemos por fin visibilizando las violencias que se ejercen dentro de nuestros espacios familiares, feministas y lésbicos, toca plantearnos algunas dudas sobre cómo estamos gestionando juntas la violencia que se da entre personas del mismo género. Los recientes casos de Carolina Silva Santisteban y de Evelyn Rondinelli nos urgen a la reflexión meta-feminista y al debate sororo y conducente. Foto: Nicky French