Se llama Víctor Quijada Tacuri, es candidato al congreso por el partido de Ollanta Humala y tiene acusaciones graves de acoso sexual contra menores de edad, escolares y jóvenes peruanas. No una, ni dos, sino más acusaciones a las que ahora se suman las denuncias por intimidación y violencia hacia dos periodistas de Wayka.pe luego de que se publicara en ese medio una investigación sobre el denunciado.
Graciela Tiburcio Loayza es periodista en Wayka.pe, un medio de comunicación digital peruano comunitario y sin fines de lucro que en los últimos años se ha consolidado por hacer periodismo social, responsable, con consciencia de clase y enfoque de género.
El 25 de febrero de este año, Graciela publicó en Wayka una investigación que reveló los antecedentes policiales del candidato Víctor Quijada, denunciado por al menos 5 jóvenes y menores de edad por acoso sexual y amenazas.
Una de las denuncias policiales es del 2017. Una joven de 18 años lo denuncia por amenazarla con publicar un video íntimo filmado sin su consentimiento. Él tenía entonces 32 años.
La segunda denuncia es de setiembre 2020. Una joven de 19 años lo acusó en la comisaría de Huaycán (Ate Vitarte) por acoso sexual, hostigamiento y amenazas llevadas a cabo a través de las redes sociales Facebook, Instagram y WhatsApp.


Pero no son las únicas. Otras cinco chicas lo acusan de haberlas acosado y haber intentado hacerles grooming en el 2018 cuando ellas con 15 y 16 años estudiaban en el colegio Trilce de Los Olivos. Él tenía 33 años y sin conocerlas aseguran que él las acosaba por redes sociales llegándoles a ofrecer alcohol, drogas y hasta dinero para salir con él. Diciéndoles que habían muchas ventajas de salir con alguien mayor.


Las amenazas a las periodistas
Antes de publicar la nota sobre las acusaciones en su contra, Graciela Tiburcio se comunicó con Quijada el viernes 19 de febrero para que dé su descargo sobre los testimonios y denuncias policiales del 2017 y 2020. Pero Quijada se negó a declarar diciendo que no tenía por qué hablar de su vida privada. Enseguida le exigió a Graciela que le diera los nombres de las denunciantes, “de lo contrario él me iba a denunciar a mi”, cuenta Graciela que no accedió a revelar los nombres amparándose en el derecho al secreto profesional.
Tras esa breve llamada, Quijada corta pero a los 20 minutos vuelve a llamarla para insistir en que le dé los nombres. Esta vez añadió que ya la había buscado en redes “y que sabía que era una activista, que era periodista joven y que pensara en mi carrera, en mi prestigio porque se iba a ir contra mi y contra el medio (con Wayka)”. Cuando Graciela le preguntó si había mantenido alguna relación con una menor de edad, él le dijo que “así fuera el caso, estar con una adolescente mayor de 14 años no era delito en la legislación peruana”. A Graciela le llamó la atención la frase porque precisamente en uno de los chats con las denunciantes Quijada usa un argumento muy similar. Se puede leer que dice: “es delito si te la tiras contra su voluntad y es menor de 14 años”.

Esa misma noche, Quijada además contactó a un reportero de Wayka asumiendo que era jefe de Graciela cuando ambos son colegas, y le dijo que “quería hablar sobre SU periodista Graciela». Como el colega no le respondió, Quijada comenzó a llamar insistentemente a la co-directora de Wayka, Luciana Távara, para decirle que tuviera cuidado con lo que publicarían.
El miércoles siguiente, 24 de febrero, como parte de la serie investigativa sobre los candidatos “Sombras Electorales”, Wayka publicó un adelanto para promocionar la investigación a Quijada que saldría al día siguiente. Fue entonces, cuenta Graciela, que Quijada comenzó a llamarla insistentemente al celular desde las 10 de la noche y hasta la medianoche. Lo mismo hizo con Luciana Távara.
“A las dos nos ha estado reventando el teléfono. A mi me llamó nueve veces y a Luciana la llamó catorce veces. Y también le mandó un mensaje de texto diciendo que la iba a denunciar si publicaban la nota”.






Pero no fue lo único que hizo el candidato Quijada. También entró a los comentarios del flyer de promoción de la investigación de Wayka y amenazó nuevamente con denunciar a las periodistas Tiburcio y Távara por difamación solo que esta vez añadió que las demandaría también por extorsión, porque según él las periodistas le habían pedido dinero para no publicar la nota. Graciela rechaza tajantemente tremenda imputación asegurando que en Wayka no solo no tienen esas prácticas sino que «las condenamos”.
El jueves 25 de febrero en que se publicó la investigación en todas las redes sociales de Wayka, Quijada envió un correo electrónico a Wayka con el cargo de la querella por difamación agravada que interpuso en contra de Graciela Tiburcio, Luciana Távara y en contra de las dos jóvenes que lo denunciaron en 2017 y 2020. Además, denunció también a una exalumna del Colegio Trilce, acusándola de ser una de las denunciantes anónimas de la investigación de Wayka, e incluye en su denuncia hasta a la madre de la ex-estudiante.
Durante todo ese día, las denunciantes le revelaron a Graciela que Quijada intentó ponerse en contacto con ellas acosando a sus amigos y contactos hasta finalmente conseguirse sus teléfonos para llamarlas con insistencia. Al mismo tiempo, Quijada usó sus cuentas de Instagram para publicar capturas de pantallas de los perfiles de una de las denunciantes y de otra que él asume es una de las denunciantes anónimans. En sus posts las acusa de difamadoras.
A raíz de la investigación publicada en Wayka, les llegaron audios de otras mujeres a las que una voz muy parecida a la de Quijada las insulta llamándolas «putas», «cholas de mierda» y más, y amedrentándolas con saber quiénes son.
Los audios se viralizaron por Instagram y al poco tiempo la cuenta se vio obligada a retirarlos porque Quijada amenazó a una de las seguidoras de la cuenta acusándola de ser la administradora. La seguidora contactó con la administración de la cuenta para pedir que por favor la ayudara en vista de las amenazas.
Al parecer, el amedrentamiento a través de redes sociales sería el modus operandi que utiliza el denunciado con sus denunciantes. Por eso es que cuando a la perioidsta Graciela Tiburcio un desconocido en Instagram le pasó unas capturas de pantalla de supuestamente una conversación WhatsApp de Quijada con un delincuente a quien parecería estar contratando para que ‘asuste’ a la periodista, ésta lo tomó en serio.
En los pantallazos que esta cuenta Instagram le pasó a Graciela diciendo que pese a no estar de acuerdo con lo que ha publicado Wayka quería compartirle esos pantallazos, “al parecer estarían intentando conseguir la dirección de mi casa para robarme las herramientas de trabajo y también amedrentarme”. La persona en instagram le pasó tres pantallazos de una supuesta conversación entre Quijada y un delincuente.


Hasta el momento Quijada había usado para comunicarse el mismo número que figura en la denuncia de la joven del 2020, que es el mismo número que aparece en su perfil de redes sociales, el mismo que figura en estos pantallazos y el mismo que consigna como teléfono de contacto en la querela interpuesta en el Poder Judicial.
Pero en la madrugada del 1 de marzo, Quijada le escribió a Graciela desde un Segundo celular para decirle que ya tenía otros dos nombres de las supuestas denunciantes y que las añadiría a la denuncia. “Qué necesidad de escribir desde números distintos, en la madrugada, estar escribiéndote. Esto es un registro más de cómo él continúa con la intimidación y el hostigamiento”, apunta Graciela.
Tras las amenazas la periodista ha pedido garantías para su vida al Estado peruano y le fueron otorgadas el viernes 12 de marzo último.
El caso en las instancias institucionales
El Ministerio de la Mujer ha pedido que se formalice una denuncia penal contra Víctor Quijada por violencia psicológica contra las jóvenes y otros delitos en los que ha podido incurrir.
“De cualquier caso es grave pero incluso es mucho más preocupante cuando estanmos hablando de alguien que está tratando de acceder a un cargo de representación nacional. Porque si se comporta así siendo un ciudadano, un candidato, no me quiero imaginar cómo podría ser si tuviera en algún momento una curul en el congreso”, señala Graciela.
Mientras tanto, agrupaciones feministas y periodistas en el Perú y el extranjero se mantienen alertas a la formalización judicial del proceso que pueda proteger a las denunciantes y dar un claro mensaje de que las víctimas no serán silenciadas. De lo contrario “no solo sería un mensaje peligroso para quienes nos desarrollamos como periodistas, sino también un mensaje sumamaente perverso para las sobrevivientes de violencia, que encuentran en el periodismo un último espacio de denuncia; les estarían diciendo que nunca van a poder ser escuchadas».

Responsabilidades políticas de Ollanta Humala
Tras la publicación de la investigación acerca de Quijada en Wayka el partido Nacionalista del expresidente Ollanta Humala (quien también está en campaña por ocupar nuevamente la presidencia del Perú) emitió un comunicado en el que señalaba que habían instado a Quijada a renunciar, ya que el plazo legal para que el partido pueda apartarlo de la lista al congreso venció en febrero. Sin embargo, Quijada ha manifestado públicamente que no renunicará.
El partido de Ollanta Humala si bien lo ha expulsado de sus filas, es el responsable de haber llevado a un sujeto con esos antecedentes a la candidatura, y por ende, responsable de asegurar a la ciudadanía que un sujeto con esas credenciales no llegue al parlamento.
Periodismo feminista
En estos tiempos en que algunos ponen en cuestión el periodismo con enfoque de género, Graciela demuestra por qué el perioidsmo en general eleva su standard ético y de compromiso social cuando es ejercido con una perspectiva de género. Para ella no se trata solamente de defender la libertad de prensa, sino también el derecho a la defensa y a la escucha de las mujeres.
«Nuestro rol como periodistas feministas no solo es ver las cifras y mover los temas sino poner todo nuestro cuerpo para defender a las sobrevivientes que han confiado en nosotros. Porque ellas ya tienen a la espalda todo un sistema que siempre las está ninguneando y que no las quiere escuchar, que las ignora. Y ante ese sistema estamos nosotras también para romper todos esos esquemas. Y si desde nuestra profesión podemos contribuir a eso, entonces tenemos que comprarnos el pleito completo”
A diferencia de en lo que ha devenido actualmente el periodismo masivo, en el periodismo feminista y comunitario el énfasis es en la persona. «Las sobrevivientes que nos comparten sus testimonios no simplemente los cogemos y los publicamos y nos olvidamos, sino que también acogemos a las víctimas y sobrevivientes y les hacemos saber que no simplemente queremos su historia o su pepa. Nos interesa que ella obtenga justicia, nos interesa que se sienta acompañada y que sepan de que si pasa algo, ella no va a estar sola sino que Wayka va a ser un respaldo para seguir haciendo eco de su denuncia, de su reclamo”.
Puedes ver aquí la publicación original de la investigación de Wayka.pe