Por Claudia Cisneros Méndez
A inicios de agosto de 2020, en plena pandemia y con miles de muertos en el Perú, hinchas del club de fútbol Universitario de Deportes decidieron celebrar en Lima el aniversario del club con fuegos artificiales a la medianoche y pese al toque de queda que había en la capital.
La mayoría de medios de comunicación reportó la información desde un ángulo periodístico que obligaba a que la noticia ya no fuera solo el aniversario del club, sino la molestia que esto generó en algunos ciudadanos.
Así lo reportó Líbero, diario deportivo:

Así reportó El Comercio, decano nacional, el incidente:

También lo reportó así Rpp Noticias, la radio #1 del Perú:

Curiosamente, el diario La República online en su nota sobre la celebración del aniversario de la U, no escribió ni una línea acerca de las quejas de los ciudadanos y se limitó a hacer un recuento de los motivos de celebración del club.

En su artículo apenas indican que los hinchas conmemoraron “de una forma particular” y “enérgica”, y que a través de Twitter ciudadanos “manifestaron que los hinchas del club crema utilizaron fuegos pirotécnicos”. Pero ni una sola palabra acerca de las quejas o el malestar por los pirotécnicos, o la pandemia o el toque de queda.


Hasta la web light Aweita del grupo La República reportó la celebración de manera periodística, resaltando lo que se convirtió esa noche en la noticia: la queja de los ciudadanos.

Pero la falta de profesionalismo de La República web en este caso, no quedó solo en no haber reportado el ángulo periodístico de la nota- es decir, la controversia por los fuegos artificiales- sino que fue más allá y eligió el comentario de una presentadora de televisión, ajena a la escena deportiva, para realizar una nota sin ningún interés periodístico más que el cancerígeno clickbait del periodismo barato y antiético. Y en el camino, fomentó la violencia de género contra la comunicadora, Yanira Dávila, en dos claros actos: al elegirla como protagnista de su nota y difundirla, y al exponer a la comunicadora a la violencia machista.
El comentario de Yanira Dávila en su red social personal respondía a su malestar, como una hincha cualquiera, por la total falta de empatía de los hinchas que decidieron ignorar el toque de queda y el luto generalizado que se vive en el Perú, celebrando a medianoche con bulliciosos fuegos artificiales y prohibidas reuniones en la calle.
Entonces, mientras La República web en su nota sobre el aniversario del club escondió las quejas de los ciudadanos, lo que hizo con la nota de Yanira Dávila fue utilizarla de carnada para que al tiempo de supuestamente ‘informar’ sobre las quejas ciudadanas, generar vistas para su web a sabiendas de que eso equivalía a echar gasolina al fuego.
¿Por qué la eligieron a ella cuando otras personas públicas relacionadas al fútbol también habían protestado? Porque poniendo la queja en voz de una mujer, y de una mujer no vinculada directamente al entorno deportivo, se cumplían dos objetivos:
-Primer objetivo: minimizar o desautorizar a quienes se quejaron de la actuación de los hinchas- ya que quien está representando a quienes se quejaron es alguien no vinculado al espacio deportivo y es una mujer—algo también periodísticamente reprobable
-Segundo objetivo: y más perverso, generar que sea el público fanatizado y machista de la hinchada futbolera el que le diga a Yanira todo lo que los que escribieron la nota no se atrevieron. Es decir, usaron el medio de comunicación como medio de opinión personal, disfrazándola como noticia.
No solo es una cobardía utilizar a una persona como blanco o punching ball en un tema que, es evidente, levantaría polvareda y pasiones confrontacionales y hasta violentas, sino que es antiperiodístico. Es decir, no solo el artículo de La República web no tiene valor periodístico sino que va en contra de lo que es hacer periodismo. Es disfrazar la opinión personal de quienes defienden al club (como se colige de sus artículos sobre este tema) en un artículo no priodístico, haciéndolo pasar por relevante solo para incitar las respuestas de los fanáticos y sin medir las consecuencias que esto podía tener en la persona elegida por el medio como blanco.

A continuación en FemLATAM te explicamos por qué con esa publicación La República web cometió dos actos de violencia de género.
Primer acto de violencia de género del diario: Utilizar a Yanira Dávila como punching ball y representante de quienes cuestionaban a los hinchas.
Yanira Dávila no es un personaje vinculado al entorno deportivo ni futbolístico, por tanto sus opiniones sobre ese rubro no son, periodísticamente hablando, relevantes al ámbito del periodismo deportivo; lo cual no quiere decir que sus opiniones no sean relevantes, pues lo son como las pueden ser la de cualquier persona, pero que no son relevantes para el periodismo deportivo porque ella no participa de ese entorno de manera directa. Ni siquiera es miembro de ‘la farándula’ como para que la sección entretenimiento intentara justificar una nota con sus comentarios sobre el club; y aun cuando sí lo fuera, eso tampoco es periodísticamente justificable más allá del normalizado clickbait antiperiodístico o el morbo vacuo que degrada el ejercicio periodístico.
Yanira es conductora de un programa de educación por televisión nacional, ‘Aprendo en casa’, que, precisamente a raíz de la pandemia que paralizó las clases escolares, ha estado proveyendo de materiales educativos a niñxs del país que podían acceder a la señal abierta de televión estatal.
Entonces, seleccionar su comentario como relevante para un artículo en un medio de noticias que se presta de serio, no tiene sustento periodístico más allá del clickbait que se puede producir por la controversia, la agresividad de esa hinchada y el que ella sea mujer y persona pública.
Primera conclusión: el comentario de Yanira Dávila no comporta interés periodístico, por tanto la nota de La República web no tiene un sustento periodístico.
Segundo acto de violencia de género: Exponerla públicamente al escarnio, insultos y violencias machistas.
Cualquier periodista con experiencia mínima y mínimo criterio, sabe y podía saber que esa nota de La República web generaría ‘polémica’. Esto suele ser una coartada que el mal periodismo utiliza como justificación de sus malas prácticas: si algo genera polémica, vende, atrae lectoría o audiencia, no importa si no es periodísticamente relevante. Si es que va a generar vistas les parece justificación suficiente. No hay ninguna otra justificación para que se haya elegido a Yanira Dávila para reportar sobre el despropósito de los hinchas, otro que no sea el que ella ‘amortigüe’ y soporte la furia de la fanaticada futbolera, compuesta en el Perú mayormente por hombres-machos-exacerbados.
Segunda conclusión: La República web fue el vehículo para que esa violencia se desate y se concentre en contra de Yanira Dávila; y fue de entera y exclusiva responsabilidad del medio de comunicaión que Yanira Dávila recibiera comentarios violentos, amenazantes y hostigantes.
Contraargumentos:
Uno de los argumentos más esgrimidos por quiens justifican la nota de La República web, es que la propia Yanira Dávila había dicho en sus redes sociales aquello que La República supuestamente solo ‘recogió y reprodujo’. Ese argumento encierra varios problemas que acá desagregamos:
Uno. Ciertamente lo que una persona pública escribe en sus redes sociales es de dominio público, sin embargo, como ya hemos visto más arriba, el medio de comunicación debió primero sopesar si había una relevancia periodística: PERIODÍSTICA, repetimos, no de clickbait, o de generar visitas a partir de un tema que saben que será ‘jalador’. Ser jalador no debería calificar JAMÁS como criterio único o principal para dar espacio y diseminar un artículo. Por supuesto que los medios quieren y necesitan que sus notas circulen, sean leídas, generen tráfico, pero que ese sea el factor principal para determinar realizar una nota es antiperiodismo, mediocriza los contenidos, banaliza al medio y va mellando su credibilidad. Y en este caso, además, expone innecesaria y gratuitamente a una mujer a violencia de género.
Dos. Que una persona, en este caso una mujer, escriba y comparta su opinión en sus redes sociales, hacen responsable a esa persona de quienes respondan o reaccionen a esas opiniones en sus redes sociales y ella sabrá cómo lidiar con esas agresiones si las hay. Pero esa mujer no tiene por qué hacerse cargo de las agresiones producto de la amplificación injustificada que el diario ha hecho con su opinión, en un contexto de ánimos caldeados. Adicionalmente el diario agravó su irresponsabilidad al publicar en esa nota las redes sociales de la mujer. Otro acto innecesario y que solo promueve que las agresiones encuentren rápidamente a dónde dirigirse: a ella.
Tres. En el caso de que hubiese una justificación periodística para publicar los comentarios de esa figura pública en una nota y difundirla- que no es este caso- pero digamos que Yanira fuera una periodista deportiva, ¿tampoco sería válido que se recojan sus comentarios en una nota? En un caso así, lo que mandaría el enfoque de género es que se consulte a la periodista en cuestión si tendría algún problema con que se repliquen sus comentarios en una nota. Y respetar si la periodista responde que prefiere que no.
Entonces, surge el otro argumento-pregunta que se hacen los periodistas que aún no entienden de qué va el enfoque de género en el periodismo y por qué es importante: «¿y ahora resulta que antes de re-publicar lo que dice una figura pública en sus redes sociales, si es mujer hay que preguntarle?»
Para responder, dejemos claro:
Primero, que no estamos hablando de un artículo periodístico, de investigación o denuncia política o de un delito o antiorrupción en el que lo dicho por una de las partes, sea hombre, mujer o de otro género, es parte relevante de tal investigación o denuncia. Estamos hablando de un artículo que no tiene una justificación periodística dentro de lo cánones del buen periodismo, como lo que hizo La República Web con la opinión de Yanira Dávila. Entonces, dado que el artículo NO TIENE relevancia periodística más allá de generar clicks y polémica, y dado que el comentario fue publicado por ella en su red social pública, la respuesta es SÍ, el periodista, en este caso la web de La República, debió POR LO MENOS preguntar a Yanira Dávila si podía republicar sus comentarios y si podían reproducir sus redes sociales. Por supuesto que quien quiera darse el tiempo de buscar por su cuenta las redes sociales de una persona pública lo puede hacer, pero que un medio de comunicación los facilite junto con información que pone a esa mujer como blanco de ataques, es propulsar la oportunidad de que más agresores puedan agredirla.
Segundo, si el periodismo es un servicio social, se entiende que éste debe considerar el contexto social donde se ejerce ese periodismo. Si por ejemplo, estuviéramos en la calle cubriendo a los hinchas que celebrarban con los fuegos artificiales y una mujer que pasa por ahí manifiesta su rehazo, el periodista no se pararía con un megáfono a repetir aquello que dijo la mujer porque sabe que eso generará violencia contra ella. Más aún, si lo expresado por ella ni siquiera fue una agresión sino una mera opinión -como en el caso de Yanira que expresó su decepción. Entonces, siguiendo con el ejemplo del periodista que está cubriendo en la calle, sería monumentalmente irresponsable que en ese contexto cogiera un megáfono y gritara a todos los involurados lo que ha dicho esa persona y que sin ser un comentario violento, es evidente que generará violencia. Pues eso es exactamente lo que hizo la web de La República: agarrar un comentario de alguien que no está directamente relacionada al rubro deportivo, y gritarlo en el megáfono de sus web y de sus redes exponiendo a Dávila a la violencia y agresión de la mancha machista.
Tercero, la razón que justifica que se haga una excepión cuando se trata de una mujer y se le pregunte si se pueden reproducir sus comentarios, es que hay que la responsabilidad social compele a que el periodista calibre dos cosas:
1. El contexto del tema que se está tratando- en este caso el fútbol, una parte de la hinchada fanática-violenta que mayormente está compuesta por hombres-machos-agresivos, y un tema en el que se les está increpando una falta que ellos toman a pecho por su fanatismo ciego al club.
Entonces, figurativa-mente, lo que hizo La República web fue lanzar a Yanira Dávila a las fauces de los lobos, a la cueva de los leones, donde sabían que la iban a agredir, es como si la hubieran lanzado en la calle delante de esa hinchada fanática-machista porque ‘ella lo dijo pues». Y esa es la responsabilidad que un periodista con enfoque de género tiene asumir: que hay contextos en los que la exaerbación del machismo aseguran agresiones en contra de las mujeres que incluso podrían ponerlas en peligro. Y no se trata de que las mujeres tengan que ser ‘salvadas’ o ‘protegidas’, se trata de que no se les exponga gratuitamente a esas agresiones y salvajadas, y menos que sea un medio de comunicación el que expone a esa mujer de manera gratuita e injustificada, cuando su deber es operar siempre con responsabilidad social.
2. Aplicar estos criterios diferenciales debido a la carga machista desequilibrada en nuestra sociedad, es ejercer un periodismo con enfoque de género: detenerse a pensar en el contexto; pensar si se estaría fomentando- a través del medio de comunicación – una violencia hacia las mujeres con ese contenido; más aún si la nota no tiene un sustento periodístico válido. Es pensar que, mientras exista en algunos rubros más que en otros, ese contexto hipermachista o comportamientos machistas que aseguran que habrá agresión contra las mujeres, es deber del periodista evitar fomentarla. Es, en realidad, parte de asumir su responsabilidad social.
Quizás algún día ya no sea necsario porque esos espacios de agresión machista ya no existirán (ojalá); pero mientras existan, son necesarios los correctivos o medidas especiales para que el medio de comunicación no sea parte de la violencia fomentándola.
Yanira Dávila se nos defiende
Asesorada por el equipo legal de Hiperderecho, Yanira Dávila presentó esta queja ante el Consejo de la Prensa Peruana, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de la Mujer, en la que señala a La República por su «participación activa’ en el delito de acoso «por haber facilitado las herramientas para su comisión», bajo el Código Penal, Artículo 151-A.
En la carta, la comunicadora señala sobre la publicación de La República que «la nota no solo hace énfasis en mis declaraciones sino que muestra mis fotografías, enlaces a todas mis redes sociales y describe mi actual trabajo para el Ministerio de Educación como relacionados de alguna manera al contenido de la nota. Este hecho me sorprende porque no soy deportista, ni periodista deportiva, ni ostento ninguna posición de autoridad sobre el fútbol».
Dávila también se queja de que la «nota periodística me ha puesto en una situación vulnerable. Me encuentro siendo acosada, recibo masivamente comentarios agresivos e insultos misóginos a través de las redes sociales tras la publicación de su nota que expone mis fotografías, situación laboral y enlaces a todas mis redes sociales».
Aquí pueden leer la carta de queja completa.
SOBRE LA AUTORA
Claudia Cisneros Méndez – Periodista y comunicadora con estudios de mujer, sexualidad y género. TW